El destino lo llevó muy joven a la Italia en la que Vittorio de Sica o Visconti eran una referencia mundial en la industria cinematográfica, de la que Antonio García-Rayo es uno de los mejores especialistas que ha habido en nuestro país. No se considera un crítico, y “además, nunca he querido serlo”, puntualiza. Para los aficionados al cine escuchar la entrevista es obligado: desvela aspectos del cine muy poco conocidos, como los tiempos que se marcan las productoras para obtener beneficios.
Su vida en Italia le permitió conocer a Rafael Alberti, cuando vivía en Roma y con quien mantuvo una relación amistosa que le permitió llegar a Dolores Ibárruri, La Pasionaria, y al poeta Jorge Guillen, primer Premio Cervantes, con quien mantuvo una gran amistad como corroboran las más de cien cartas que le dedicó.
Su trabajo publicado en medios de medio le han permitido hacer y conservar miles de horas de conversaciones, entre otras muchas, con Spielberg, Vittorio de Sica, Fellini, Visconti, Hanna y Barbera, Luis García Berlanga o Buñuel, con el que tiene un buen número de anécdotas.
Es evidente que a un personaje así no le vamos a dejar escapar en una sola sesión. Han quedado cientos de datos y recuerdos en el aire y hay que ordenarlos: como los más de 100.000 carteles cinematográficos que conserva con mimo y cuidado.
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